A veces, mientras trabajo en mi oficina, inevitablemente vienen a mi esos cuestionamientos que me rehuyen la cabeza preguntándome sobre lo que hago con mi tiempo, con mi juventud y con mi salud. Soy yo allí sentado tanto tiempo para dirigir proyectos, tareas y personas que poco tienen que ver con mis sueños. Trabajo para alguien lo suficientemente inteligente como para haberme puesto a trabajar en sus propios sueños y mientras este alguien los cumple yo dedico la mayor parte de mis días a trabajar para él.
No es que esté tan mal, en realidad es un buen trato, me pagan muy bien y hasta un buen estatus me da. Y eso de trabajar para ti mismo al final muchas veces significa esclavizarte por el dinero de una forma similar. Y es que no soy una de esas personas que sueña con ser rico o influyente. Yo no, o al menos no en esta etapa de mi vida.
Mis sueños siempre han estado más cerca de las emociones, las experiencias y los sentimientos que del dinero. Sin embargo, he estudiado mucho y trabajado mucho para asegurar que en mi vida no me falte ese dinero y es divertido porque para cumplir mis sueños no requiero de dinero sino de tiempo.
Mi vida me ha enseñado que prácticamente puedo alcanzar todo lo que me propongo y es irónico que siempre me haya propuesto dedicar mi valioso tiempo a trabajar por dinero. Si, es cierto, también me he asegurado de trabajar en algo que me gusta, y en lo que he podido explotar muchas de mis virtudes. Pero al final los años van pasando y a parte de los maravillosos fines de semana, mi vida la dedico en su mayoría a pensar en como cumplir objetivos creativos y estratégicos para la empresa que trabajo. Y eso, aunque muchas veces me agrada, no es lo único que quiero para mi vida.
Hoy siento que es momento de darme un tiempo para mi mismo. Para mi esposa, para mis sueños. Y siento que no habría un mejor lugar que viajar al extremo del mundo. Al quinto continente, rodeado de agua y culturas muy diferentes a la mía.
Bien, hoy les cuento que he decidido hacer un viaje a Australia. Y allí dedicarme a mi profundo ser creativo. Será un viaje de descubrir el mundo, mi planeta y mi capcidad para usar el tiempo en mi mismo. Sé que será un viaje maravilloso y pronto publicaré sobre todo lo que tendré que hacer para cumplir este nuevo reto.
No es que esté tan mal, en realidad es un buen trato, me pagan muy bien y hasta un buen estatus me da. Y eso de trabajar para ti mismo al final muchas veces significa esclavizarte por el dinero de una forma similar. Y es que no soy una de esas personas que sueña con ser rico o influyente. Yo no, o al menos no en esta etapa de mi vida.
Mis sueños siempre han estado más cerca de las emociones, las experiencias y los sentimientos que del dinero. Sin embargo, he estudiado mucho y trabajado mucho para asegurar que en mi vida no me falte ese dinero y es divertido porque para cumplir mis sueños no requiero de dinero sino de tiempo.
Mi vida me ha enseñado que prácticamente puedo alcanzar todo lo que me propongo y es irónico que siempre me haya propuesto dedicar mi valioso tiempo a trabajar por dinero. Si, es cierto, también me he asegurado de trabajar en algo que me gusta, y en lo que he podido explotar muchas de mis virtudes. Pero al final los años van pasando y a parte de los maravillosos fines de semana, mi vida la dedico en su mayoría a pensar en como cumplir objetivos creativos y estratégicos para la empresa que trabajo. Y eso, aunque muchas veces me agrada, no es lo único que quiero para mi vida.
Hoy siento que es momento de darme un tiempo para mi mismo. Para mi esposa, para mis sueños. Y siento que no habría un mejor lugar que viajar al extremo del mundo. Al quinto continente, rodeado de agua y culturas muy diferentes a la mía.
Bien, hoy les cuento que he decidido hacer un viaje a Australia. Y allí dedicarme a mi profundo ser creativo. Será un viaje de descubrir el mundo, mi planeta y mi capcidad para usar el tiempo en mi mismo. Sé que será un viaje maravilloso y pronto publicaré sobre todo lo que tendré que hacer para cumplir este nuevo reto.
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