A veces, mientras trabajo en mi oficina, inevitablemente vienen a mi esos cuestionamientos que me rehuyen la cabeza preguntándome sobre lo que hago con mi tiempo, con mi juventud y con mi salud. Soy yo allí sentado tanto tiempo para dirigir proyectos, tareas y personas que poco tienen que ver con mis sueños. Trabajo para alguien lo suficientemente inteligente como para haberme puesto a trabajar en sus propios sueños y mientras este alguien los cumple yo dedico la mayor parte de mis días a trabajar para él. No es que esté tan mal, en realidad es un buen trato, me pagan muy bien y hasta un buen estatus me da. Y eso de trabajar para ti mismo al final muchas veces significa esclavizarte por el dinero de una forma similar. Y es que no soy una de esas personas que sueña con ser rico o influyente. Yo no, o al menos no en esta etapa de mi vida. Mis sueños siempre han estado más cerca de las emociones, las experiencias y los sentimientos que del dinero. Sin embargo, he estudiado mucho y tra
Luego de volar vale la pena recordar!