--> Es el año 2010. Televisión, radio, prensa, internet y en general el día a día de la hora de almuerzo de tantos hombres y mujeres nacidos en este castigado lugar del mundo, están invadidos a la fecha de hoy por la temática política. Casi es imposible probar un bocado de comida sin que alguien en la mesa comente sobre sus favoritismos políticos para las elecciones presidenciales de este año.
Claro, luego de tantas ideas que llegan a los oídos de alguien comúnmente alejado de este tipo de favoritismos como yo, termina por lograr una atención que no puedo negar es merecida dada la importancia del tema en cuestión.
Siempre he pensado que Colombia es un pueblo demasiado ignorante como para hacer un análisis objetivo sobre las conveniencias de orientación política que necesita el pueblo de su gobierno. Bueno, las conveniencias del 95% del pueblo, ya que el otro 5% mucho mejor acomodado económicamente es por el contrario, lo suficiente hábil para utilizar los medios masivos en favor de la administración de la ignorancia del pueblo, en pro de mantener en el poder individuos que les garanticen que la situación no cambiará y que les conservará como parte de ese 5% adinerado y con poder.
Esta, en mi opinión, indudable ignorancia de mis compatriotas, nunca me ha hecho ilusionar con alguna posibilidad de cambio o de evolución con relación a los ideales de nuestros electos gobernantes.
Sin embargo en los últimos días, ha surgido una extraña tendencia, en mi opinión, consiente en una gran parte del país. No lo digo solo por que un candidato tan atípico como el Dr. Mockus esté logrando auge con un discurso netamente analítico y sin promesas estratégicas y mentirosas como a las que nos tiene acostumbrada nuestra clase política, si no además, porque lo lógico en mi patria querida es que aquel que mayor inversión publicitaria haga, mejor estrategia para consolidar en su discurso las promesas que aunque falsas conmuevan más al pueblo, el que más mercados y juguetes baratos reparta, es el candidato que como premio a la inteligente administración de la ignorancia y necesidad de los colombianos clase media y baja, obtiene la oportunidad de competir por el poder de gobernar y disponer a su antojo de los recursos del estado.
Lo lógico es que a la voz de una promesa, un mercado o una propaganda en televisión, el pueblo se arrodille esperanzado y sin jamás haber escuchado un programa de gobierno, sin jamás haber analizado la viabilidad de las propuestas y mucho menos los antecedentes obscuros y manchados de corrupción del hombre por el cual se levantan a apoyar en un día de elecciones.
Es por eso que esta Colombia "Verde" de hoy me sorprende, claro, no es aún la mayoría, pero por fin hay una buena porción que parece estar analizando el futuro de su país, pues para apoyar a un candidato como Mockus que no hace propagandas en televisión, no da regalos ni mercados ni promesas milagrosas, es porque ha habido un verdadero análisis de las propuestas de un hombre que solo ofrece ideas e inteligencia para administrar las problemáticas del país.
Claro, luego de tantas ideas que llegan a los oídos de alguien comúnmente alejado de este tipo de favoritismos como yo, termina por lograr una atención que no puedo negar es merecida dada la importancia del tema en cuestión.
Siempre he pensado que Colombia es un pueblo demasiado ignorante como para hacer un análisis objetivo sobre las conveniencias de orientación política que necesita el pueblo de su gobierno. Bueno, las conveniencias del 95% del pueblo, ya que el otro 5% mucho mejor acomodado económicamente es por el contrario, lo suficiente hábil para utilizar los medios masivos en favor de la administración de la ignorancia del pueblo, en pro de mantener en el poder individuos que les garanticen que la situación no cambiará y que les conservará como parte de ese 5% adinerado y con poder.
Esta, en mi opinión, indudable ignorancia de mis compatriotas, nunca me ha hecho ilusionar con alguna posibilidad de cambio o de evolución con relación a los ideales de nuestros electos gobernantes.
Sin embargo en los últimos días, ha surgido una extraña tendencia, en mi opinión, consiente en una gran parte del país. No lo digo solo por que un candidato tan atípico como el Dr. Mockus esté logrando auge con un discurso netamente analítico y sin promesas estratégicas y mentirosas como a las que nos tiene acostumbrada nuestra clase política, si no además, porque lo lógico en mi patria querida es que aquel que mayor inversión publicitaria haga, mejor estrategia para consolidar en su discurso las promesas que aunque falsas conmuevan más al pueblo, el que más mercados y juguetes baratos reparta, es el candidato que como premio a la inteligente administración de la ignorancia y necesidad de los colombianos clase media y baja, obtiene la oportunidad de competir por el poder de gobernar y disponer a su antojo de los recursos del estado.
Lo lógico es que a la voz de una promesa, un mercado o una propaganda en televisión, el pueblo se arrodille esperanzado y sin jamás haber escuchado un programa de gobierno, sin jamás haber analizado la viabilidad de las propuestas y mucho menos los antecedentes obscuros y manchados de corrupción del hombre por el cual se levantan a apoyar en un día de elecciones.
Es por eso que esta Colombia "Verde" de hoy me sorprende, claro, no es aún la mayoría, pero por fin hay una buena porción que parece estar analizando el futuro de su país, pues para apoyar a un candidato como Mockus que no hace propagandas en televisión, no da regalos ni mercados ni promesas milagrosas, es porque ha habido un verdadero análisis de las propuestas de un hombre que solo ofrece ideas e inteligencia para administrar las problemáticas del país.
No quiero decir con esto que crea que este candidato es la solución a las necesidades del país, jamás. Pero si creo que es el inicio de un estilo de política honesto y bienintencionado que puede ofrecer soluciones más justas y estratégicas a nuestra patria. Un pensamiento que de seguro ha existido ya con anterioridad pero que el pueblo jamás había querido escuchar ni apoyar.
Me sorprende tanto, que ahora al medio día al sentarme a la mesa para almorzar, soy por fin alguien que participa en esta conversación política, animado e inundado de una renovada esperanza. Verde Esperanza!
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